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Este año se cumple el 150 aniversario de ‘Alicia en el País de las Maravillas’ (o ‘Alice in wonderland’ en el inglés original), el clásico de Lewis Carroll que se ha convertido en un icono de la literatura infantil para muchas generaciones de lectores de todo el mundo.

Lewis Carroll publicó por primera vez la obra en 1865, sin pretensiones de que se convirtiera en uno de los referentes universales de la literatura infantil. Sin embargo, ‘Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas’ y su continuación, ‘A través del espejo y lo que Alicia encontró allí’, demostraron que la imaginación, el humor y el surrealismo despertaban un singular interés entre el público lector, no sólo infantil, sino de todas las edades.

Trufada de absurdas situaciones, desequilibrados personajes y diálogos que no dejan indiferente a ningún lector, Lewis Carroll recrea en ‘Alice in wonderland’ una realidad llena de fantasía y exenta de perjuicios, normas y leyes terrenales.

Como por arte de magia, el escritor hace del mundo de Alicia un reflejo del nuestro, con la diferencia de que en este nuevo cosmos de fábula la lógica y la coherencia pierden el pulso ante lo fantástico, lo que permite a su protagonista actuar ante las adversidades con un coraje impropio de una niña de su edad.

‘Alice in wonderland’ mantiene hoy en día su condición de clásico, entre otras cosas, gracias a sus originales y elaboradas subtramas y a sus absurdos pero entrañables personajes, como el Sombrero Loco, el gato de Chesire o la Reina de Corazones. Sus comentarios y actitudes nos acompañarán durante toda la vida, para hacernos recordar que los mundos recreados en nuestra mente durante la infancia son también parte de lo que somos cuando nos hacemos adultos. Y sólo recordando nuestra niñez podremos desentrañar algún sentido a nuestro futuro.

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